Perspectiva histórica de la Talasoterapia – Parte I


TALASOTERAPIA – PERSPECTIVA HISTÓRICA

La palabra “talasoterapia” tiene su origen etimológico de la unión de dos vocablos griegos: thalassa (mar) y therapeia (curación).

Diversos autores definen la talasoterapia como la utilización con fines terapéuticos preventivos o curativos del agua de mar y de otros recursos del medio marino: algas, arenas, lodos marinos, con la simultánea acción del clima marino.


Entre estos autores podemos encontrar a Manuel Armijo Valenzuela, Josefina San Martín Bacaicoa, Bernard Badelon o Agostini.

Desde el punto de vista histórico, en Egipto, exiten referencias en diferentes papiros de la utilización de los limos marinos con fines terapéuticos.

En Grecia, en el 484 a.C. Herodoto recomienda la cura de sol y la cura de mar en la mayor parte de las enfermedades, sobre todo en las de la mujer. Poco después, Eurípides dice aquello de “la mar lava todos los males del hombre” en el 480 a.C.

Hipócrates aconsejaba en el 420 a.C. los baños de agua de mar calientes para las afecciones pruriginosas (el prurito o picor es una sensación irritativa cutánea desagradabe, local o generalizada, que el paciente intenta aliviar rascándose. Es el síntoma subjetivo más frecuente de las dermatosis).

En Roma, Quintus Sammonicus emplea el agua de mar en las afecciones articulares.

Estos son los orígenes de la talasoterapia, a partir de aquí, empieza una etapa de decadencia durante la Edad Media. La utilización del agua de mar decrece salvo en el mundo Árabe. Entre los siglos IX y XV surge un gra desarrollo en el campo de la medicina árabe, en el cual se mantiene el culto al agua (lo vemos por ejemplo en los baños árabes). Médicos árabes como Avicena retoman las teorías greco-romanas sobre el uso del agua de mar para el tratamiento de enfermedades.

A partir del s. XVI surgen en Francia los primeros signos del renacimiento de las terapias marinas. Ambrosio Paré, médico francés, trata la enfermedad que parece el rey Enrique III con baños marinos en Dieppe.

En Gran Bretaña, Floyer realiza los primeros ensayos terapéuticos con agua de mar en el s. XVII, siendo así pionera en materia de talasoterapia.

Ya en el s. XVIII, Russel escribe el primer tratado moderno sobre los efectos terapéuticos del agua de mar, alcanzando gran fama. De esta forma, se facilitaba la creación de los primeros establecimientos de baños de mar y la difusión en otros países de las curas marinas.

El s. XIX es la época dorada de la talasoterapia. Los tratamientos con agua de mar, importados desde Gran Bretaña, adquieren una entidad científica y una gran difusión en países como Francia, Alemania, Holanda, España, etc.

El doctor De La Bonardière crea el término Talasoterapia para definir el uso terapéutico del agua de mar. Surgen entonces, centros donde se asocian las curas heliomarinas con los tratamientos con agua de mar caliente: Sanatorios Marinos y Hospitales Marinos especializados en el tratamiento de tuberculosis, raquitismo y procesos glandulares.

Louis Bagot crea en Roscoff el primer establecimiento marino para el tratamiento de enfermos reumáticos mediante ejercicios en las piscinas de agua de mar caliente.

Es en este momento cuando existe un gran auge de la talasoterapia en Europa unido a un desarrollo de infraestructuras turísticas alrededor de estos centros, siendo la motivación terapéutica la dinamizadora de este movimiento.

En España los baños de mar se popularizan sobre todo en el litoral norte, destacando los baños en Santander, en La Perla de San Sebastián, pero también en el Mediterráneo en Málaga.


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